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Dean Arnold Corll, El Candy Man-Crímenes de Terror

Dean Arnold Corll fue un asesino en serie originario de Estados Unidos que es mundialmente conocido como The Candy Man o The Pied Pipe (...)
2022-06-11T04:42:10+00:00
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Dean Arnold Corll fue un asesino en serie originario de Estados Unidos que es mundialmente conocido como The Candy Man o The Pied Piper, ya que su modus operandi consistió en atraer a menores de edad con la promesa de llevarlos a una fiesta, para después matarlos.

A Dean Arnold Corll lo acusaron formalmente por el asesinato de 28 niños, cometidos entre 1970 y 1973,  pero las autoridades creen que esta cifra podría ser aún más alta, ya que algunos testigos afirmaron haberlo visto en campos abandonados mostrando conductas sospechosas.

La infancia de Dean Arnold Corll

Una silueta con un fondo gris de un criminal
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The Candy Man, sobrenombre con el que se conoce a Dean Arnold Corll, nació en la víspera de navidad de 1939 en Pasadena, Texas. Después del divorcio definitivo de sus padres en 1953, la madre de Corll contrajo matrimonio con Jake West, un hombre dedicado a las ventas con quien inició una empresa de dulces. Así, Dean Arnold obtuvo su primer empleo y la idea principal sobre la que basaría su modus operandi.

En términos generales, The Candy Man siempre fue considerado un niño tranquilo que se preocupaba por el bienestar de su familia. En su juventud, se enlistó al ejército estadounidense, de donde pidió su baja unos años más tarde para dedicarse exclusivamente al negocio familiar, convirtiéndose así en el vicepresidente de Corll Candy Company, una empresa fundada por su madre y que era competencia directa de su antiguo padrastro.

The Candy Man: Los inicios

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Como vicepresidente de la compañía de dulces de su madre, Dean Arnold Corll fue conocido por regalar dulces a los niños y adolescentes que se encontraban en las cercanías, e incluso llegó a contratar exclusivamente a hombres jóvenes con quienes, aseguran, tenía conductas inapropiadas.

A los 28 años, Corll entabló una relación cercana con un niño de 12 años llamado David Brooks, de quien abusó sexualmente cuando este tenía 14 años; sin embargo, la relación entre ambos se mantuvo por varios años, a pesar de que ambos vivían en ciudades diferentes.

Los asesinatos de Dean Arnold Corll

Una pistola de un criminal
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Los investigadores a cargo del caso llegaron a la conclusión de que Corll, junto con dos cómplices (Elmer Wayne Henley y David Brooks), había matado al menos a 28 varones de entre 13 y 20 años, la mayoría de ellos eran niños y jóvenes que habían conocido previamente a Corll durante su etapa como vicepresidente de la compañía de dulces.

Según los testimonios recabados, Corll tenía la costumbre de atraer la atención de sus víctimas y subirlos a su auto bajo engaños, donde los drogaba hasta que estos perdieran el conocimiento. Después, los desnudaba y los ataba a su cama para abusar sexualmente de ellos y finalmente matarlos con un arma o por la vía del estrangulamiento.

Muerte

Los pies de una persona en la morgue que fue muerta por un criminal
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El 8 de agosto de 1973, Dean Arnold Corll tuvo un severo altercado con Elmer Wayne Henley, quien llegó acompañado de una joven a casa de Corll, hecho que este consideró como una grave ofensa. Al despertar esa misma mañana, Henley se dio cuenta de que Corll lo estaba esposando y tenía la intención de asfixiarlo, pero pudo entablar un diálogo con él para que lo liberara, prometiéndole participar en el asesinato de sus acompañantes.

Una vez que Henley tuvo en sus manos el arma de Corll, le disparó en varias ocasiones, lo que finalmente provocó la muerte de The Candy Man y el fin de una serie de asesinatos de los que Henley había sido cómplice y que finalmente confesó ante las autoridades.

Confesiones

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Gracias a las confesiones de Elmer Wayne Henley, la policía pudo localizar el lugar donde se encontraban los cadáveres de las víctimas mortales de Corll, pero negó haber participado en los asesinatos, alegando que su único delito fue atraer a jóvenes para “venderlos” a Corll. 

Por su parte, Brooks declaró ser inocente de los asesinatos, pero confesó que tenía conocimiento de al menos dos homicidios perpetrados por Corll. Ambos jóvenes fueron acusados formalmente de tres asesinatos, pero Henley no recibió sentencia por la muerte de Corll, ya que esta fue en defensa propia. Al finalizar el juicio, Henley recibió una sentencia aproximada de 594 años, mientras que Brooks fue sentenciado a cadena perpetua. 

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