¿Qué ocurriría si hay un empate en las elecciones presidenciales de EE. UU.?

- ¿Qué ocurriría si hay un empate en las elecciones presidenciales de EE. UU.?.
- Esto es un escenario que puede ocurrir.
- Aquí te explicamos.
A medida que la carrera presidencial en Estados Unidos se acerca a su desenlace, las miradas están puestas en los resultados de los estados clave.
Aunque es un escenario poco probable, la posibilidad de un empate en el sistema electoral del país sigue siendo una cuestión relevante, dada la complejidad del proceso y la importancia del Colegio Electoral.
El sistema electoral estadounidense se basa en la asignación de 538 votos entre los 50 estados y el Distrito de Columbia, de acuerdo con la población de cada uno. Para ganar, un candidato necesita alcanzar al menos 270 votos electorales.
Sin embargo, existe una remota posibilidad de que dos candidatos, por ejemplo Kamala Harris y Donald Trump, terminen empatando con 269 votos cada uno, lo que generaría un escenario insólito en la historia electoral del país.
¿Qué ocurriría si hay un empate en las elecciones presidenciales de EE. UU.?
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Un empate presidencial no es algo nuevo en la historia de EE. UU. De hecho, ha sucedido en dos ocasiones, la última hace más de 200 años.
En 1800, Thomas Jefferson y su compañero de fórmula Aaron Burr, ambos del Partido Demócrata Republicano, terminaron con el mismo número de votos en el Colegio Electoral, lo que desencadenó una crisis política.
La elección fue resuelta por la Cámara de Representantes, que utilizó el sistema de «un estado, un voto», tras una tensa lucha que estuvo cerca de desembocar en un enfrentamiento armado.
El resultado de ese empate llevó a la creación de la 12ª Enmienda, que modificó el proceso electoral para evitar situaciones similares, estipulando que los electores deben votar de forma separada por presidente y vicepresidente.
Otro histórico empate ocurrió en 1824
One of only 2 photographs ever taken of US president Andrew Jackson. 1845 pic.twitter.com/rPFqlTnbaW
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El segundo caso de empate ocurrió en 1824, cuando ningún candidato obtuvo la mayoría absoluta de votos electorales.
En esa ocasión, la Cámara de Representantes eligió al presidente entre los tres candidatos más votados: Andrew Jackson, John Quincy Adams y William Crawford.
Este evento reflejó la fragmentación política del momento.
Y también mostró cómo la falta de un claro ganador puede llevar a una elección contingente.
El proceso de resolución en caso de empate

Si llegara a producirse un empate en las elecciones de 2024, el proceso para determinar al presidente recaería nuevamente en la Cámara de Representantes, donde cada estado tiene un voto, y se requiere una mayoría simple para elegir al nuevo presidente.
En un contexto de profunda polarización política, este proceso podría ser increíblemente complejo, con una presión enorme sobre los nuevos congresistas para que elijan entre los candidatos.
Es importante señalar que, en un escenario de empate, la composición de la Cámara de Representantes sería crucial, ya que la mayoría de los representantes de cada estado decidirían el voto de ese estado.
Además, no existe una obligación de que los congresistas respeten el resultado de la votación popular en sus estados, lo que podría generar aún más incertidumbre.
El papel del Senado y la elección del vicepresidente

El Senado, por su parte, también jugaría un papel fundamental si se produjera un empate. Según la 12ª Enmienda, en caso de que no haya mayoría en el Colegio Electoral, el Senado sería el encargado de elegir al vicepresidente entre los dos candidatos con más votos.
Cada senador tendría un voto, lo que sumaría 100 votos en total (dado que cada estado elige dos senadores).
Esto podría llevar a un escenario muy inusual, en el que el vicepresidente elegido fuera de un partido diferente al del presidente, generando una posible cohabitación.
Una situación inédita en la política estadounidense moderna.
Un escenario de «cohabitación» inesperada
El empate no solo pondría en jaque la elección del presidente, sino que también podría dar lugar a una cohabitación entre un presidente republicano y un vicepresidente demócrata (o viceversa), un escenario que ningún observador en EE. UU. parece anticipar en la actualidad.
Si el presidente no es elegido antes del 20 de enero, el vicepresidente recién elegido podría asumir funciones presidenciales de forma provisional, un escenario que añadiría más incertidumbre a un proceso ya de por sí tenso.
Aunque un empate es altamente improbable debido a la distribución de votos electorales, sigue siendo una posibilidad latente.
En este contexto, los analistas electorales han esbozado varios escenarios en los que podría darse un empate de 269-269 votos, aunque estos casos son considerados como excepcionales y requieren de una combinación específica de victorias estatales.
En cualquier caso, el escenario de un empate marcaría un punto de inflexión en la historia electoral de Estados Unidos, poniendo a prueba la capacidad del sistema político para manejar una elección tan ajustada y polarizada.
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