¿Niños deben dormir con sus papás? ¿Es bueno o malo? Esto dicen los expertos

Publicado el 25/05/2025 a las 18:37
- ¿Niños deben dormir con papás?
- Mejora el apego emocional infantil
- Requiere equilibrio y límites claros
Muchos padres se preguntan si es correcto que sus hijos sigan durmiendo con ellos incluso después de dejar la etapa de bebés.
Lo cierto es que no hay una única respuesta válida para todas las familias, y los expertos coinciden en que esta decisión depende de varios factores.
Durante la infancia, es común que los niños experimenten terrores nocturnos, pesadillas o miedo a la oscuridad, lo que los impulsa a buscar refugio en la cama de sus padres.
Esta práctica, aunque reconfortante en el momento, puede tener efectos tanto positivos como negativos en su desarrollo emocional y físico.
¿Es bueno que los niños duerman con sus papás?

En los primeros años de vida, especialmente en la etapa de lactancia, los padres suelen dormir con sus hijos por necesidad. Esto facilita la alimentación nocturna, la supervisión constante y refuerza el vínculo afectivo.
Pero cuando los niños crecen, la transición a su propia habitación se vuelve una meta importante para fomentar su independencia.
En muchos hogares, esta transición no es inmediata, y los pequeños regresan a la cama de sus padres por miedo, inseguridad o simple costumbre.
Frente a esta situación, surgen opiniones divididas entre especialistas en sueño infantil, salud mental y pediatría.
Riesgos en la infancia
Algunos expertos señalan que compartir la cama puede afectar la calidad del sueño del menor debido a interrupciones constantes.
Los ronquidos, movimientos involuntarios o los diferentes horarios de sueño entre padres e hijos pueden alterar su descanso.
Una mala higiene del sueño puede traducirse en problemas como insomnio, fatiga, irritabilidad e incluso un mayor riesgo de obesidad infantil.
Además, dormir con los padres de forma habitual podría retrasar la construcción de autonomía y el aprendizaje de rutinas nocturnas propias. Sin embargo, otros especialistas defienden el colecho ocasional como una forma válida de crianza afectiva.
Carlos González: “No es malo dormir con ellos”
Carlos González, pediatra y miembro de la Asociación Catalana Pro Lactancia Materna (ACPAM), ha expresado que existen muchos prejuicios en torno al colecho.
“Hay un prejuicio sobre los niños que duermen con sus papás y los llaman dependientes, pero en realidad son menos propensos a tener problemas de salud mental”, señaló.
El pediatra sostiene que el afecto durante la noche es igual de importante que durante el día, y que responder al llanto de un niño no debería ser visto como debilidad.
También critica la idea de dejar a los niños llorando solos en la madrugada mientras los padres fingen no escucharlos.
Buscar equilibrio entre afecto y autonomía
“La mejor solución es dejarlos dormir con los padres, en lugar de levantarse en la madrugada para revisarlos o escuchar su llanto sin hacer nada, algo muy desconsiderado”, aseguró.
Para González, la cercanía física con los padres ayuda a los niños a sentirse seguros, lo que a la larga fortalece su autoestima. Aun así, incluso quienes apoyan el colecho recomiendan que sea una práctica temporal y no una norma permanente.
Permitir que un niño duerma ocasionalmente con sus padres, especialmente después de una pesadilla o una experiencia traumática, puede ser reconfortante y útil.
Pero también es clave enseñarle que su cama y su habitación son espacios seguros y propios. El equilibrio entre el acompañamiento emocional y el fomento de la autonomía resulta esencial en este proceso.
El dormir con hijos se debe manejar con criterio
Una recomendación común es establecer rutinas nocturnas que incluyan lectura, música suave o palabras tranquilizadoras antes de dormir.
También se sugiere evitar el uso excesivo de pantallas antes de acostarse, ya que esto puede interferir con el ciclo natural del sueño.
En definitiva, permitir que un niño duerma con sus padres no es en sí mismo algo negativo, pero debe manejarse con criterio y en función del bienestar familiar.
Cada caso es distinto, y lo importante es mantener una comunicación abierta con los hijos sobre sus miedos y emociones. Dormir en compañía puede ser una etapa más del crecimiento, siempre que no se convierta en una dependencia permanente, apuntó ‘El Heraldo de México‘.

