Madre recibe diagnóstico terminal y sin cura para sus tres hijos

- Madre Renee Staska recibe diagnóstico terminal
- Sin cura para sus hijos
- No podrá salvarlos
Una situación inesperada cambió de repente la vida de una madre y de sus tres hijos pequeños, quienes a la vista de todos crecían sanos.
«No busques en Google, simplemente ve a casa y ámalo. Porque no hay tratamiento ni cura. No hay nada que puedas hacer’”, recuerda Renee Staska en una entrevista.
En un primer momento, la madre de 31 años se devastó al saber el resultado de los exámenes de laboratorio de su pequeño Austin, el bebé de la casa y el último de sus tres hijos.
Pero este era solo el comienzo de la tragedia familiar. Aún no se recuperaba del diagnóstico devastador cuando recibió el segundo golpe al corazón.
Caso de Renee Staska

Austin y sus dos hermanos, Hudson, de 4 años, y Holly, de 2; padecían la misma enfermedad rara y degenerativa que los condenaba a perder poco a poco sus capacidades para moverse y pensar.
El Niemann-Pick tipo C, o NPC como se le conoce, es una enfermedad poco estudiada, sin cura, tratamiento ni vacuna.
«El paciente va manifestando síntomas progresivos de trastornos de conducta, demencia, psicosis y de afectación motora», explica la Fundación Niemann-Pick de España.
Y continúa: «Precisando silla de ruedas, alimentación por botón gástrico hasta alcanzar un estadio vegetativo», se lee en su portal.
Madre con diagnóstico

Cinco años tardaron los hijos mayores de Renee Staska en mostrar signos de la enfermedad y han llevado a perder capacidades ya desarrollas.
“Hudson está muy atrasado en la escuela. No sabe leer ni escribir. Es muy impulsivo y no puede estar solo», explica la madre a los medios de comunicación.
«Holly también empezó a verse afectada, se quedó atrás en clase y hay un retraso en sus habilidades sociales”, añade.
La única recomendación médica que recibió la familia Staska, que reside en Australia, fue amar a sus niños, porque la probabilidad de que ellos puedan llegar a la adolescencia son mínimas y se debe aprovechar el tiempo.

