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Jueza bloquea retroactividad de regla de Trump sobre «tercer país seguro»

Trump recibe mala noticia. Los inmigrantes no serán sujetos a los límites impuestos por la Administración del presidente Donald Trump
2019-11-19T22:26:56+00:00
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  • A pocas horas de que termine el martes, le dan noticia a Trump
  • Se bloquea la intención del Gobierno de hacer retroactiva la exigencia de acudir antes a un «tercer país seguro»
  • México sería el más beneficiado

Trump recibe mala noticia. Los inmigrantes que esperan en la frontera sur el resultado de su petición de asilo ingresada antes de mediados de julio no serán sujetos a los límites impuestos por la Administración del presidente Donald Trump sobre un «tercer país».

Así lo determinó este martes la jueza federal Cynthia Bashant, que bloquea de esta manera la intención del Gobierno de hacer retroactiva la exigencia de acudir antes a un «tercer país seguro», como México, a los solicitantes de asilo en la frontera.

Los defensores de los migrantes habían advertido que la retroactividad afectaba a miles de solicitantes que llevaban más de 4 meses esperando presentar su petición de asilo.

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La Administración de Trump anunció el pasado 15 de julio una normativa que impide otorgar asilo a quienes no lo soliciten antes en un «tercer país seguro».

La medida, que entró en vigor al día siguiente de ser anunciada, también podía ser aplicada a inmigrantes que esperaban en la frontera antes de esa fecha, lo que llevó a las organizaciones Al Otro Lado, Southern Poverty Law Center (SPLC), Center for Constitutional Rights, y American Immigration Council a presentar una acción legal.

«La orden de hoy protegerá las vidas de los solicitantes de asilo que se vieron obligados a soportar dificultades extremas mientras esperaban en ciudades fronterizas peligrosas durante meses su oportunidad de solicitar asilo en Estados Unidos», dijo en un comunicado Erika Pinheiro, abogada de Al Otro Lado.

La decisión de la magistrada Bashant impide «negar categóricamente» asilo a aquellos solicitantes que deberían haber sido procesados hace meses y que no cumplen con la norma del «tercer país seguro», resaltaron los abogados.

Melissa Crow, abogada supervisora del Proyecto de Justicia de Inmigrantes de SPLC, advirtió que «si bien aún queda un largo camino por recorrer, el fallo es importante para los miles de solicitantes de asilo que siguieron las ‘reglas’ y esperaron su turno».

«Estas personas vulnerables, muchas de las cuales esperaron meses para solicitar asilo, simplemente desean tener la oportunidad de que se escuchen los méritos de sus casos», agregó Crow.

Los defensores de los migrantes recomendaron a todos aquellos solicitantes de asilo que llegaron a los puertos fronterizos estadounidenses antes del 16 de julio y se anotaron en la lista guardar las pruebas que demuestran que hicieron la petición antes de esa fecha.

Gobierno anuncia norma para aplicar acuerdos con países de Centroamérica

El Gobierno publicó este martes una norma interina para facilitar la aplicación de los acuerdos de asilo alcanzados por la Administración del presidente Donald Trump con El Salvador, Guatemala y Honduras.

La normativa, que estará abierta a comentarios hasta el próximo 19 de diciembre, prevé cambios en materia de deportación y asigna tanto a los funcionarios como a los jueces de inmigración la tarea de evaluar las condiciones más apropiadas según el tipo de solicitante.

En concreto, la normativa apunta que los solicitantes tengan acceso a «solo uno de los sistemas de protección de los países signatarios» de los Acuerdos de Cooperación de Asilo (ACA, en inglés), como se denominan los pactos suscritos con esos Estados centroamericanos, para lo que se adopta la deportación acelerada.

Bajo un acuerdo migratorio, y según regulaciones estadounidenses, se prohíbe que un extranjero sujeto a un ACA solicite asilo, con lo que se estipula su expulsión «a un país que proporcionará acceso a un procedimiento completo y justo para determinar el reclamo de protección».

Además, establece la autoridad de funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés) para determinar si los extranjeros son aptos para solicitar asilo bajo esos convenios, y de los jueces de inmigración en materia de deportación.

La norma se aplicará a los extranjeros que lleguen a un puerto de entrada o intenten hacerlo y soliciten asilo, aunque podrán decidir si abandonan su petición antes de que sea considerada bajo uno de los acuerdos con los países centroamericanos.

La información añade que el sistema de asilo está «sobrecargado» debido a la llegada de «miles» de migrantes en los últimos años, lo que ha contribuido a un retraso de 987.198 casos migratorios pendientes de resolución, entre ellos 474.327 de asilo.

«Las solicitudes de asilo de extranjeros de El Salvador, Guatemala y Honduras representan más de la mitad de los casos de asilo pendientes», agrega el documento sobre los países del llamado «Triángulo Norte» de Centroamérica.

La Administración de Trump firmó el pasado 26 de julio un acuerdo de cooperación de asilo con Guatemala, lo que repitió el 20 de septiembre con El Salvador y cinco días después, con Honduras.

Al referirse a esta norma, Melissa Crow, abogada del Southern Poverty Law Center, consideró en un comunicado un «ultraje» que se envíe a inmigrantes vulnerables a «países que son claramente incapaces de brindar protección o incluso seguridad básica».

«No hay duda de que los hombres, mujeres y niños que huyeron de la persecución y la violencia y sufrieron peligrosos viajes para buscar refugio en Estados Unidos sufrirán y morirán como resultado de esta política», advirtió.

Una escapada de Trump al hospital renueva el escepticismo sobre su salud

Por otra parte, una visita sorpresa de Donald Trump a un hospital militar ha renovado las especulaciones sobre la salud del presidente, un septuagenario obeso y amante de la comida rápida cuyo historial de exageraciones sobre su estado físico ha provocado que algunos no se crean ni al médico de la Casa Blanca.

Durante la campaña electoral de 2016, el médico personal de Trump proclamó de forma memorable que, si su paciente llegaba al poder, se convertiría en «el individuo más sano jamás elegido para la Presidencia».

La hipérbole continuó en la Casa Blanca, donde el primer médico asignado al presidente desató burlas al sentenciar que Trump tenía «unos genes increíblemente buenos» y «podría vivir hasta los 200 años» si mejoraba su dieta.

Ninguno de esos doctores mantuvo su prestigio: el primero, Harold Bornstein, aseguró que Trump le había dictado lo que debía decir; y el segundo, Ronny Jackson, tuvo que renunciar tras ser acusado de beber en el trabajo y recetar medicamentos sin control.

Por eso, cuando Trump se desplazó el sábado al hospital militar Walter Reed, cerca de Washington, para hacerse unas pruebas que no estaban previstas en su agenda pública, las teorías sobre un posible problema de salud se multiplicaron en las redes sociales.

Y lo más revelador: cuando el médico actual de Trump en la Casa Blanca, Sean Conley, aseguró este lunes que la visita fue preventiva y descartó cualquier problema de salud del presidente, muchos reaccionaron con escepticismo.

«Dime un doctor de Trump que no haya mentido por él, y entonces creeré al actual», escribió en su cuenta de Twitter un columnista de la revista Newsweek, Seth Abramson.

https://twitter.com/WhiteHouse/status/1196864730226401280

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