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Infracción por exceso de velocidad terminó en zafarrancho entre policías e hispanos

Una infracción terminó en zafarrancho en Georgia con forcejeos, gritos, uso de la fuerza policial, una fuga y al parecer una pierna rota
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  • Vídeo de la GOHS durante la detención de una camioneta con hispanos en una vía de Georgia
  • La acción habría sido justificada por el exceso de velocidad de la camioneta
  • Forcejeos, gritos de los policías, uso de la fuerza, una fuga y al parecer una pierna rota

Un policía regordete y bigotón de la GOHS (Georgia Governos´s Office of Highway Safety, Oficina de Seguridad Vial en Georgia) asignado a la Thunder Task Force (Fuerza de Tarea Trueno) detuvo a un grupo de hispanos, se supone, por una infracción en el límite de velocidad, al atardecer en una carretera de Georgia. Pero lo que sería un hecho sin mayores efectos, una común infracción terminó en  zafarrancho entre policías e hispanos, en casi un acto de brutalidad policiaca.

La actitud enérgica -llamémosle así-, del policía en cuestión, y de otros colegas suyos que se agregaron después a la acción policíaca, esposando al conductor y a los pasajeros, quedó al límite de un acto de abuso policial.

El policía corpulento,

vistiendo el clásico chaleco amarillo con bandas reflejantes de la GOHS, vociferando y gritando, aplica con vigor la fuerza en la detención del chofer de una camioneta pick up donde iban unos trabajadores hispanos retornando de un día de labores.

De acuerdo con el video de la cámara CCTV de la patrulla referida, el agente, como suelen situarse los vehículos policiacos en los highways, esperaba al volante de su patrulla, en la intersección de un camino, asechando a la caza de algún vehículo infractor, apuntando su radar de control de velocidad.

infracción terminó en zafarrancho
GOHS

El agente incorpora su patrulla a la carretera, acelera y se aproxima a la pick up desde el carril interno, avisándole al conductor de que se pare a la vera del camino, accionando intermitentemente su altavoz, un comportamiento usual entre los policías.

La pick up sale del camino, aparca en el acotamiento y el robusto agente baja de la patrulla. Se para en la ventanilla de la camioneta, pide al conductor sus documentos y retorna a la patrulla para el chequeo de los papeles y la matrícula.

Entonces, retorna a la camioneta y pide al conductor que descienda, alegando una falta a los documentos. La persona baja y enseguida el policía le indica que se pare junto al vehículo, de espaldas, para esposarle.

El guiador intenta volverse al agente para hablarle algo y entonces la actitud del policía intensifica su rigor. Levanta la voz, como hacen muchos policías a modo de advertencia, diciéndole al chofer que debe poner las manos detrás de la espalda.

infracción terminó en zafarrancho
GOHS

El chofer entra en pánico e intenta liberarse de las manos del policía y comienza un forcejeo. Ambos terminan en el cofre de la patrulla. El policía sujeta el suéter del chofer y éste aprovecha para deshacerse de la prenda para huir, y ambos caen, desplazándose del campo de visión de la cámara.

Entonces, aparecen más policías y patrullas. Los agentes se ocupan de los pasajeros de la camioneta de doble cabina, quienes han permanecido dentro de la camioneta. Los van bajando y esposando, pero uno de ellos salta de la cabina hacia el barandal de contención de la vía y emprende la huida, dirigiéndose hacia la maleza de una colina.

Infracción terminó en zafarrancho entre policías e hispanos

Los gritos de los policías se multiplican y se oyen con la fuerza de una granizada. Unos salen corriendo detrás del trabajador en fuga, en tanto se oye el forcejeo del policía del mostacho que comenzó la acción con, se supone, el guiador de la camioneta.

Se oyen voces, lamentos, un llanto y algo que parece una detonación. El policía obeso vuelve a aparecer en el plano de la filmación, notificando a su central, con su radio portátil que ha detenido a un hombre hispano sospechoso. ¿Sospechoso de qué? No lo aclara.

infracción terminó en zafarrancho
GOHS

Otro policía ha hecho bajar a otro de los pasajeros, le esposa y coloca de frente a la cámara, de pie, y le extrae todo de los bolsillos, hurgándolos. Avienta la cartera sobre la patrulla y dialoga con el sujeto, quien, mascando chicle, se conserva de lo más calmo.

Atrás de ellos, en segundo plano, el policía bigotón vuelve a la camioneta y baja a otro de los ocupantes. Sus ademanes son bruscos y no cesa de gritar. La persona hace el gesto de volverse hacia él para decirle algo, y entonces el policía prorrumpe en gritos.

El agente gordo sujeta con fuerza las muñecas de esa persona, joven, con el gorro de la chamarra levantado, tratando de generar una resistencia que justifique el uso de la fuerza, pero la persona no reacciona así. De cualquier forma, el policía le toma y proyecta hacia dentro de la cama de la camioneta, gritando, mirando a su compañero, buscando su aprobación.

Infracción terminó en zafarrancho entre policías e hispanos

Pero el policía y el hispano esposado frente al capó de la patrulla solo voltean y le miran. Él toma al sujeto y le lleva hacia la patrulla.

En tanto, pasan de lado, veloces, dos patrullas que se han sumado a la persecución del que salió corriendo y a quien no han podido capturar.

Entonces, el conductor de la camioneta vuelve a aparecer en primer plano, saliendo de la patrulla y llevado del brazo por otro agente. La persona cojea. Quizá esa sea la razón del ruido semejante a una detonación que parece escucharse minutos antes.


No hay información adicional sobre la grabación, ni los motivos de la detención, ni el desenlace de esta infracción terminó en zafarrancho. Lo cierto es que, si uno es detenido por la policía, más le vale seguir todas las indicaciones y no hacer el menor movimiento que pueda interpretarse como resistencia, porque la respuesta de la policía es previsible: la aplicación superlativa de la fuerza física y sicológica con los gritos.

Acaso, también, lo más sensato sea no hablar en español, por que “hispano”, en el argot policiaco, es como referirse a un delincuente. Eso hay que aceptarlo. Se oye feo, pero es la realidad que priva para los hispanos y los policías que buscan perseguirles, amén el menor de los pretextos. No en todos los casos, pero sí en la mayoría.

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