Crónica: Nueva ley para portar armas evita masacre de latinos

• Crónica: Nueva ley para portar armas evita masacre de latinos
• A pesar de ello, tres miembros de nuestra comunidad fueron asesinados
• El verdugo también fue abatido por un buen samaritano que estaba armado

Crónica armas masacre latinos. Si los locos andan fuertemente armados y con ganas de matar a mansalva a todo el que tenga la desdicha de cruzarse por su camino, las personas decentes también deberíamos estar preparadas para defenderse de tales ataques, esa es la política de los legisladores republicanos de muchos de los estados del país.

De hecho, apenas hace unas semanas entraron en vigor en localidades como Georgia e Indiana, leyes que permiten a civiles la portación de armas de fuego ya sea a la vista u ocultas sin necesidad de sacar una licencia especial para ello, algo que antes era requerido. Al parecer gracias a eso, acaba de evitarse una matanza.

¿Jonathan tenía ganas de matar hispanos?

Resulta que la tarde del pasado domingo, Jonathan Douglas Sapirman, un jovencito de apenas 20 años y residente de Greenwood (Indiana), llegó a un centro comercial de su ciudad y llevaba escondida varias armas de fuego. Tras ingresar al establecimiento, se dirigió de una vez a los baños, en donde alistó su arsenal y aguardó pacientemente durante casi una hora.

De repente entró Víctor Gómez, de 30 años y al nomás verlo, Jonathan le disparó a quemarropa, arrebatándole la vida de inmediato. El asesino sabía que ya había quedado al descubierto, por el fuerte estruendo de las balas, así que salió de los baños donde se había estado ocultando y se dirigió al comedor, que estaba repleto de gente. Archivado como: Crónica armas masacre latinos

Se dirigió a otra pareja latina

Jonathan puso rápidamente sus ojos en Pedro Pineda, de 56 años y su esposa, Rosa Mirian Rivera de Pineda, de 37, contra quienes también percutó sus armas. El matrimonio vivía en Indianápolis, a pocas millas de distancia. No tuvieron el más mínimo chance de huir, así que fueron masacrados.

Tras verlos caer, el agresor le apuntó y disparó también en contra de otros inmigrantes, los cuales, para ese instante, ya estaban corriendo aterrados buscando las salidas, logrando herir a varios, entre ellos, una niña de 12 años. Pero en ese preciso momento, apareció como del cielo un buen samaritano en defensa de los inocentes. Archivado como: Crónica armas masacre latinos

No tenía entrenamiento militar ni nada por el estilo

Muy cerca de donde le estaban disparando a la multitud estaba Eli Dicken, un joven también estadounidense y de la raza blanca como el autor de los disparos. A pesar de que no era con él la cosa, desenfundó su pistola que llevaba oculta en su cintura y se fue a confrontar al tirador, agarrándose a tiros con él.

Dicken no contaba con entrenamiento militar ni policial. Tampoco tenía licencia para portar armas, pero gracias a la nueva ley en su estado podía cargarla consigo sin problema, lo que le ayudó enfrentarse a Jonathan. Varios de los 10 tiros que fueron disparados por su arma, atinaron contra el asesino, matándolo en el acto. Archivado como: Crónica armas masacre latinos

Fue un verdadero héroe

La misma policía de Greenwood elogió su valiente acción, pues gracias a ello, la cifra de víctimas mortales no fue mucho mayor. Y es que Jonathan tenía en su poder un rifle calibre 5.56 mm, un fusil de asalto M-16 y una pistola Glock, así como suficiente munición para todas esas armas. Todo ello lo había comprado legalmente a principios de marzo pasado.

El sospechoso tenía antecedentes por ofensas menores como escaparse de su casa, y participar en peleas en su escuela. Se cree que llegó caminando al centro comercial, pues no tenía auto y ni siquiera una licencia de conducir. Sus familiares dijeron a la policía que tenía problemas financieros, ya que en mayo renunció a su trabajo y que estaba en riesgo de ser desalojado de su apartamento por falta de pago. Archivado como: Crónica armas masacre latinos

Fantaseaba con armas y practicaba tiro al blanco

Tras el tiroteo y la muerte de los tres inocentes, los investigadores encontraron en el baño donde había estado oculto Jonathan su teléfono celular de donde sacaron varias imágenes que expusieron su pasión por las armas. Además, solía visitar campos de tiro para practicar su puntería.

La policía y el FBI allanaron su vivienda, localizada a una milla del centro comercial, donde encontraron una laptop dentro de un horno que estaba prendido con una lata de gas butano, que de milagro no habían explotado. Este caso es una muestra más de que las armas de fuego no asesinan por su mismas. Los que matan son los individuos de mentes perversas y que hay quienes que pueden hacer buen uso de ellas incluso evitando masacres como en el caso de Dicken. Gracias por leer mi crónica de hoy en MundoNow Hasta la próxima. Archivado como: Crónica armas masacre latinos