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Crónica: Bendita libertad, lástima por quienes no la aprovechan

Crónica: Bendita libertad, lástima por quienes no la aprovechan. La pareja de mexicanos no tenían ni idea de que les pisaban los talones.
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  • Crónica: Bendita libertad, lástima por quienes no la aprovechan.
  • La pareja de mexicanos no tenían ni idea de que les pisaban los talones.
  • Los imputados deberán pasar las próximas tres décadas tras las rejas de castigo por sus fechorías.

Crónica: Bendita libertad…

“Quiero decirle a usted y a la ciudadanía que he aprendido la lección y que pido perdón por todos mis errores”.

Estas fueron las palabras que profesó ante un juez estatal de Georgia un inmigrante indocumentado justo antes de que le dictaran sentencia por sus fechorías.

“Me alegro de que durante este tiempo que ha estado encarcelado haya recapacitado. Por sus palabras y porque ha demostrado buen comportamiento en la cárcel le voy a dar la pena mínima que la ley manda para delitos como el que usted cometió: 35 años más de encierro”.

“Gracias, muchas gracias”, le respondió el imputado al magistrado.

¿Qué?, ¿estaba agradecido porque lo mandaron más de tres décadas a prisión?… Claro que sí y créanme, tenía razones de sobra para ello.

Richard Pineda Rumbo sabía que le esperaba cadena perpetua, por lo cual optó por aceptar el acuerdo con la Fiscalía del condado de Gwinnett de declararse culpable a cambio de una sentencia menor y de esta manera evitar un posible largo y costoso juicio.

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Tras escuchar su condena, el joven mexicano agachó su cabeza y esperó a que los guardias de la Oficina del Alguacil de esa localidad lo tomaran nuevamente de sus brazos y lo sacaran de la sala para llevarlo al que será su nuevo hogar por muuuucho tiempo.

Actualmente tiene 31 años, por lo cual, si todo sale bien volverá a ver la luz del sol a la edad de 66 años.

E inmediatamente, metieron a otro recluso Irving Arroyo Pérez, de 26 años. Su rostro se veía cansado, y tengo una idea de por qué.

Me han dicho muchos de los que han estado presos en la cárcel de Gwinnett que dormir ahí es un verdadero calvario.

Las luces nunca se apagan y que cada tres o cuatro horas los levantan a todos y hacen conteo para asegurarse de que nadie se haya escapado, como que si fuera tan fácil romper esas paredes de concreto sólido y escalar los enormes alambrados metálicos…

Arroyo Pérez se paró ante el juez y ambos hicieron contacto visual. ¿Cómo se ha sentido? Le preguntó el magistrado.

“Bien”, fue la escueta respuesta del joven, también de origen mexicano.

Al ver que era de pocas palabras el juez fue al grano: “por haber aceptado voluntariamente su culpabilidad lo voy a condenar a 25 años de prisión”.

Arroyo Pérez no se inmutó y al igual que su cómplice, esperó a que sus custodios lo sacaran del tribunal.

Crónica: Bendita libertad

Crónica: Bendita libertad, lástima por quienes no la aprovechan

La pregunta del millón aquí sería: ¿Qué hicieron este par de paisanos para que les fuera tan mal con su castigo?

La respuesta es sencilla. Cometieron uno de los delitos más odiados y penados por las autoridades estadounidenses y es el narcotráfico.

Ambos confesaron ser parte de una red que traficaba con cocaína, metanfetaminas y heroína en el área metropolitana de Atlanta.

A Pineda Rumbo lo capturaron en octubre de 2016 y ese día le confiscaron mucha droga y un arma de fuego.

El hombre no se había dado cuenta de que los agentes del Departamento de Seguridad Nacional le estaban siguiendo los pasos desde hacía varios días, desde que una “fuente” confiable les reveló a lo que se dedicaba.

Crónica: Bendita libertad…

Tras verlo salir de su apartamento en Duluth, lo persiguieron sin que este se diera cuenta y notaron que se metió a otra vivienda con una bolsa, pero una hora más tarde salió con las manos vacías.

Era el hogar de Arroyo Pérez, quien salió poco después sin imaginarse que ahora también él estaba en el radar de los representantes de la ley.

Cuando salió en su carro, lo siguieron y fue detenido por una patrulla policial simulando una parada de tránsito.

Cuando los agentes comenzaron a interrogarlo, se puso extremadamente nervioso y dio la causa probable para que revisaran su vehículo.

Adentro encontraron 20 mil dólares en efectivo y varios kilogramos de metanfetaminas.

Con esa prueba en sus manos, fueron tras Pineda Rumbo. Como también lo iban siguiendo, lo detuvieron en la calle y lo apresaron en el acto.

Crónica: Bendita libertad…

Luego allanaron su casa y encontraron más droga y químicos para procesar metanfetaminas. Se dieron cuenta además de que acababa de mandar 14 mil dólares para sus contactos en México.

Con todas esas evidencias en su contra y con una docena de testigos policiales que testificarían sin pensarlo dos veces, lo menos que podían hacer este par de imputados era declararse culpables.

Honestamente me cuesta creer cómo es que dos muchachos, llenos de vida, a los cuales no les falta ninguno de sus miembros del cuerpo optan por convertirse en mafiosos en lugar de ser personas de bien para la sociedad.

Claro, tienen una buena excusa. Les gusta darse un estilo de vida lujoso, al cual trabajando en condiciones normales como nos toca a la mayoría de hispanos en Estados Unidos no podrían alcanzar jamás.

¿Pero a cambio de qué? De su libertad… Francamente no vale la pena ganar decenas de miles de dólares para después tener que invertir la mitad en abogados defensores y el resto en fianzas y multas por haber violado la ley.

Crónica: Bendita libertad…

Están peores que aquellos que se matan trabajando día y noche para acumular riquezas, pero que cuando se vienen a enfermar por falta de descanso, tienen que gastar esa fortuna en médicos.

Ojalá que todos los que me leen entendamos de una vez por toda que el ser delincuente tarde o temprano le pasa a uno la factura.

Y se los digo yo mismo por experiencia, pues cuando era adolescente me junté con malas amistades y comencé a hacer cosas que estuvieron a punto de costarme la vida.

El crimen no paga y punto. Gracias por leer mi crónica de hoy. Hasta la próxima.

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