Crónica: Abuelito latino podrá cumplir su último gran deseo
- Don Luis Marconi Torres podrá cumplir su último gran deseo
- El anciano está enfermo y sufría en silencio en EEUU
- Gracias a la comunidad hispana podrá reunirse con su familia
Cuando don Luis Marconi Torres llegó a los Estados Unidos a mediados de la década de los 90 en busca del famoso ‘Sueño Americano’, venía lleno de vitalidad. Ni siquiera había llegado a la edad de los 40 años, así es que su gran deseo era trabajar hasta más no poder para así sacar adelante a su esposa e hijos, a quienes dejó en un poblado muy pobre de La Ceiba, en Honduras.
Al llegar acá se estableció en el estado de Lousiana, donde trabajó de todo y al cabo de unos años, logró obtener la residencia permanente de este país. Prácticamente había logrado el deseo de cualquier inmigrante, así es que con más ganas se dedicó a trabajar, siempre respetando las leyes de esta gran nación que lo acogió con los brazos abiertos.
Luis Marconi Torres logró darles una vida mejor a sus seres queridos
Desde que llegó al ‘Norte’ la vida de los Marconi cambió radicalmente, pues de aquellos malos tiempos en que a veces no tenían ni para comer, nunca más les faltó el alimento en su casa. Los niños crecieron y se hicieron hombres y hasta le dieron varios nietos a don Luis. Todo parecía marchar bien, hasta que el destino les dio un vuelco a sus estilos de vida.
Y es que hace un par de años, justo en medio de la pandemia, cuando don Luis ya pasaba de los 65 años, le detectaron diabetes y luego fue diagnosticado también con hipertensión. Desde entonces tuvo que dejar de trabajar como antes para dedicarse a cuidar de su salud. A pesar de ello, su situación empeoró.
Una bacteria en la sangre
A mediados de 2022, a don Luis le detectaron una peligrosa bacteria en la sangre que le estaba causando un deterioro a su salud de manera acelerada y progresiva, al grado que rápidamente lo dejó postrado en una silla de ruedas. El señor catracho tuvo que ser ingresado en diversas ocasiones a centros hospitalarios debido a complicaciones médicas.
Don Luis dejó de ser feliz. Cada vez que sus hijos y nietos le hablaban desde su tierra natal, les decía que su gran deseo ahora era regresarse a su lado, para pasar con ellos el tiempo que Dios le quiera dar de vida. Sus parientes estuvieron de acuerdo con él, pues sabían de que eso sería lo más conveniente para todos, pero había un tremendo problema: ¿cómo lo harían regresar? Archivado como: Crónica abuelito gran deseo.
No tenían recursos financieros para nada
Y es que, tratando de curarse aquí, Don Luis se gastó todos sus ahorros y como todo inmigrante sin seguro médico ni dinero, comenzó a vérselas muy difícil. Hace un par de meses logró que lo internaran por razones humanitarias en un albergue especial de la ciudad de New Orleans, donde se encuentra hasta el día de hoy.
La semana pasada me contactaron vía WhatsApp dos de sus hijos en Honduras. Me informaron que me habían encontrado por las redes sociales y que veían de que, en mi trabajo, siempre hacía un espacio para ayudar en algunas causas extremas. Me contaron la situación de su papá y me pidieron el favor de que les consiguiera para el pasaje aéreo. Archivado como: Crónica abuelito gran deseo.
La comunidad dijo presente para servir a Don Luis Marconi Torres
Tras publicar el caso de este caballero en mis cuentas de Facebook e Instagram, rápidamente encontré quién me donara el pasaje aéreo. Un caballero de origen colombiano y quien me pidió el anonimato, me solicitó los datos del señor y le compró el boleto aéreo por la aerolínea Delta. Dios es bueno.
Pensé que el asunto estaba resuelto, pero no fue así. Llamé al albergue para darle la buena noticia a Don Luis. Se puso feliz, pero entonces me enteré de otro serio detalle. Don Luis se iría con las manos vacías, pues ni siquiera tenía una silla de ruedas. Su trabajadora social me dijo que requería una y además, un inodoro portátil y pañales para usarlos durante las noches. Archivado como: Crónica abuelito gran deseo.
Una misión imposible allá
Tener todo lo que va a necesitar en Honduras habría sido una misión imposible, dado que su familia allá es de muy escasos recursos, así que nuevamente hice un llamado a mi comunidad en Atlanta, Georgia, donde radico. La ayuda no se hizo esperar. Varias personas me donaron paquetes nuevos de Pampers para adulto.
Además pude comprarle un inodoro portátil especial con sus respectivas bolsas, para no tener que estárselo lavando al menos por un buen tiempo. También me donaron una silla de ruedas especial completamente nueva y muchos otros artículos de primera necesidad. Al final, juntos logramos llenar tres maletas de todos esos accesorios. Repito, Dios es bueno. Archivado como: Crónica abuelito gran deseo.
Me tocó viajar para traerle todo a don Luis
Me vi en la necesidad de adquirir mi pasaje aéreo para poder traerle esas maletas al señor y de paso, me traje a mis dos hijos varones para que me ayudaran con la carga. Don Luis sabrá hasta por la noche todo lo que gracias al buen corazón de nuestra bella gente latina pudimos conseguirle.
Incluso, no se irá con las manos vacías, pues también le llevo un dinero en efectivo para que sus hijos allá le compren las medicinas que me dijo la trabajadora social que necesitaría de por vida. Hasta para pagar el transporte terrestre desde San Pedro Sula, donde arribará este viernes primero Dios, hasta La Ceiba. Una muestra más de que juntos todo se puede y que debemos hacer el bien sin mirar a quién y que no importa de dónde éste sea y si es desconocido. Gracias por leer mi crónica de hoy en MundoNow. Hasta la próxima. Archivado como: Crónica abuelito gran deseo.