Bruce Jeffrey Pardo, El Santa Claus Asesino-Crímenes de terror

Después de un tiempo de casados, Bruce Pardo se divorció de su esposa, quien se mudó a la casa de su hermana y de su cuñado; en ese tiempo, El Santa Claus Asesino solicitó recibir manutención por parte de su exesposa, pero las autoridades revisaron su petición y, en cambio, obligaron a Bruce Jeffrey Pardo a que fuera él quien le otorgara la pensión a Silvia.

Los inicios de un instinto asesino

Para entonces, la vida de Bruce Pardo había sufrido graves golpes; además de la manutención que debía otorgarle a Silvia Pardo, también tenía a cuestas los gastos por manutención de un hijo que tuvo con una pareja anterior. El menor, que sufría de una condición cerebral, requería cuidado permanente, pero Pardo nunca le brindó ayuda económica ni atención.

Las exigencias económicas lo sumieron en una grave depresión que lo motivó a abastecerse de armas y municiones con el poco dinero que le quedaba. En el exterior, mostraba una cara de amabilidad y tranquilidad, pero, sin que nadie lo supiera, compró un disfraz de Santa Claus, un boleto de avión con destino a Illinois y rentó dos automóviles. 

La Masacre de Covina

En la víspera de navidad de 2008, visitó a algunos amigos, con quienes charló amenamente, sin dar indicios de la masacre que cometería unas horas más tarde. Alrededor de las 23:30 hrs., Bruce Jeffrey Pardo se estacionó en la puerta de la casa de sus suegros, en Covina, donde se encontraba Silvia Pardo y 25 personas más, entre ellos varios niños.

Ahí, Bruce Pardo comenzó a disparar indistintamente, hiriendo de muerte a Silvia Pardo, a sus padres, a dos hermanos de ésta, a dos mujeres y a un joven de 17 años; el resto de los invitados sobrevivió al ataque. En su intento por destruir todo, el criminal prendió fuego a la vivienda y se dio a la fuga. 

Víctimas de Bruce Jeffrey Pardo

Bruce Pardo mató, en total, a 10 personas: Sylvia Ortega Pardo, de 43 años; Alicia Sotomayor Ortega, de 70 años; Joseph S. Ortega, de 80 años; Charles Ortega, de 49 años; Cheri Lynn Ortega, de 45 años; James Ortega, de 51 años; Teresa Ortega, de 52 años; Alicia Ortega Ortiz, de 46 años, y Michael Andre Ortiz, de 17 años.

Se cree que tres de sus víctimas fallecieron a causa de las heridas provocadas por los disparos, pero varias más sobrevivieron al ataque para después sucumbir al incendio provocado por el criminal antes de su huida. Algunos de los cuerpos tuvieron que pasar por un proceso de reconocimiento dental para su identificación.

Muerte de Bruce Jeffrey Pardo

Después de prender fuego a la casa donde la familia Ortega celebraba la víspera de navidad, Bruce Jeffrey Pardo huyó en uno de los automóviles que había rentado. Desviándose del plan original, que consistía en huir hacia Illinois, el asesino se cambió de vestimenta y se estacionó a aproximadamente 30 millas de la escena del crimen.

Ahí, acabó con su vida de un disparo. La policía pudo encontrar $17,000 dólares en efectivo, 13 armas y cerca de 200 municiones; por este motivo, la escena de su muerte fue tratada como una posible amenaza de bomba, pero en el intento por recuperar la evidencia, un robot inició un fuego en el auto, destruyéndolo en su totalidad.